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La masacre de decenas de elefantes en Chad sobrevivió sólo un pequeño elefante. ¿Cómo fue su rescate? Y que es lo que le espera?
9. 4. 2013

A Chad llegué en mi bici de la República Centroafricana, a pocos días después de una gran masacre de elefantes. De la noticia informó incluso una página de prensa checa y yo mismo me entere gracias a esas páginas, cuando después de muchas semanas sin internet llegue al pueblo Sarh. El mensaje cambió mis planes y mi llegada al parque nacional Zakouma tuve que posponer unos días. Cueste lo que cueste, quería llegar al lugar donde ocurrió la tragedia. Se trataba de „sólo“ unos 400 km al oeste de mi posición, entonces no esperé nada y de inmediato la mañana siguiente fui en camiones y después motocicletas al oeste, a la frontera con Camerún. Durante el día estaba investigando las coordenadas exactas de la masacre y también obtuve contacto al piloto Gary, que justo estaba volando en el área y trataba de explorar toda la situación. Por la tarde me envió un mensaje: „En el área hay también un pequeño elefante. Estamos tratando de salvarlo! Ven!“

El tiempo pasaba y yo todavía estaba muy lejos. En la ciudad más cercana, unos 100 km del lugar de la masacre subí al último moto-taxi y nos dirigimos al punto cuyas coordenadas recibí de Gary. Fuimos con la velocidad como en una competición por unas pintorescas tierras agrícolas con hermosas aldeas y yo estaba animando al chofer que conduzca aún más rápido y peligroso. El camino tenia miles de senderos en la sabana y los campos y las opciones, por donde seguir, fueron innumerables. Cada pocas decenas a cientos de metros a la derecha y a la izquierda habían otros caminos y senderos, y siempre tratamos de elegir la que mejor se veía y ojalá se dirigía en la dirección correcta. Lamenté que no había más señal de móvil y así no sabía dónde está Gary o el elefante. El sol se acercaba al horizonte, y yo dejaba de esperar que el mismo día lleguemos al lugar de la masacre y aún menos esperaba que en un próximo futuro encuentre a Gary o al elefantito.

Pero en ese momento me ayudó una coincidencia increíble. O destino…? De repente enfrente de nosotros salió detrás de una acacias un pick-up y qué es lo que veo: en la parte posterior del coche un par de africanos y dos blancos, sosteniendo una cría de elefante! No creo y no entiendo cómo es posible que nos encontramos en el laberinto de cientos de rutas alternativas. Pues, estaba en el momento adecuado en el lugar correcto.
Pagué al conductor de la moto, metí mi mochila al coche y subí a la parte trasera donde estuvo el bebé elefante. El joven pilote estadounidense Gary y su esposa Wendy, intentaron los últimos días sin éxito buscar del aire los cazadores, cuales probablemente desaparecieron en sus caballos el Camerún. Luego se enteraron de que en una aldea tres días después de la matanza atraparon el bebé elefante y ya tres días está atado a un árbol en la plaza de la aldea. Gary obtuvo el apoyo del parque nacional Zakouma y de la policía local y se fueron a rescatarlo. La cría asustada y hambrienta cargaron al pick-up y estaban dando unos 60km de vuelta a su avión. Después de unos kilómetros nos encontramos también y ya de repente estábamos los 3 metidos en esta cosa.

El camino hacia la pista de aterrizaje en el pueblo Fianga, sólo unos pocos kilómetros de Camerún, tardó tres horas y fue agotador, tanto para el elefante como para nosotros. Todo el tiempo tuvimos que sostenerlo y empujarlo en la dirección correcta, para que no se haga daño o que no se caiga del coche en el camino lleno de baches. Por la noche llegamos donde se encontraba el pequeño avión y con la ayuda de seis policías y soldados desembarcamos el elefante a la tierra firme. El bebé tiene más o menos un año y pesa alrededor de 150kg. Y es chico!

El pequeño empezó a trotar cerca del coche y el avión y obviamente estaba feliz de que ya no viaja más! Era necesario alimentarlo con leche y calmarlo. Por lo tanto tan pronto como era posible nos libramos de los redundantes y ruidosos soldados y también tuvimos que enfrentarnos a una afluencia inesperada de gente curiosa, que escucho del elefante y llegaron literalmente en grande en las bicis para verlo. Mandando contra ellos los soldados les pedimos que vuelvan a sus casas. Después de más de una hora por fin se tranquilizó todo, apagamos todas las luces y seguimos funcionando sólo con la luz de la luna.

Cubrimos el elefante con mantas para que no se enfríe (con 40°C, es una idea extraña, pero en realidad, los bebés elefantes tienen frío en la noche!) y le dimos unos litros de leche. Chiquito cansado; empezamos a llamarle Max; finalmente se tumbó al lado y se quedó dormido. Gary no esperaba para nada y pe pincho una infusión de glucosa. Max recibió esa noche un litro y medio. Gary y Wendy se fueron a dormir por unas horas, yo me respalde sobre Max y pasé allí mi primera noche bajo las estrellas con un elefante. Max me despertaba más de lo que es saludable; y cuando levantándose descubrió que yo duermo, me mostró notablemente con una patada o pegándome con la trompa de que él ya está despierto y yo debo levantarme también. Varias veces a la noche también me levantó para cambiar el lugar donde duerme; y yo con él.

Antes de las seis finalmente empezó a amanecer y Gary, después de medir el interior de su ultra pequeño avión, decidió para el transporte aéreo de Max a su casa. Alrededor de 100 km lejana Beré, donde Max temporalmente puede acomodase y después de una par de días de convalecencia será transportado aún más lejos, al seguro parque nacional Zakouma. Los soldados presentes no podían creer cuando vieron a tres blancos sacando los asientos del avión y intentando atraer al elefante dentro. Finalmente todos echaron una mano y en unos momentos Max estaba acurrucado en la cabina. Gary se metió a su asiento y solo quedo sitio para Wendy, cuya tarea era asegurar que la trompa de Max no llega donde no debe. Con la madrugada el avión despegó de la pista (una palabra un poco fuerte, era una vía de tierra, justo bastante recta unos cientos metros) y se dirigió a Beré.

Yo aproveché de la soledad y me dirigí hacía el sitio de la masacre para documentarlo. En la aldea pague un moto-taxi y nos fuimos unos 60km al oeste. En el camino se juntó a nosotros un vigilante local que conocía el camino y llegamos sobre las diez. Una semana vieja necrópolis de 88 elefantes nos recibió con un olor dulce de la carne podrida y con el zumbido de las moscas. Casi un tercio de los elefantes muertos eran hembras embarazadas y en el lugar también encontré restos de pequeños elefantes, de la misma edad que Max, que los cazadores mataron sin darles asco. Traté de imaginar los horrores que tenían que estar pasando allí y cómo es posible, que Max logró escapar…

En el sitio no ya no quedó nada de la carne de los elefantes. Pocos días después de la tragedia, (después de la que supuestamente 18 jinetes en caballos probablemente de Sudán desaparecieron con el marfil a algún lugar de la selva) llegaron al lugar los habitantes de la zona amplia y comenzaron a hachar todos los cuerpos y se llevaron toda la carne comestible. Encontré docenas de cráneos, grandes huesos de pelvis, de muslo, de escápula y partes de piernas y la piel. Ni un trozo de carde de casi cien elefantes! Dicen que también llegaron cameruneses con coches y los llenaron hasta arriba. Para los nativos tenía que parecer tal vez como un regalo caído del cielo, pero creo que a pesar de sus pobreza debería evitarse que coman la carne de los elefantes. La carne debería dejarse allí para pudrirse, para que la gente entienda que de un elefante muerto no tienen absolutamente ningún beneficio. Los cazadores del lejano Sudán definitivamente deberían haber tenido unos guías y informantes locales y por lo tanto tampoco están sin culpa. Ninguna de las autoridades locales informó a tiempo de la masacre y tardó varios días hasta que la información salió a flote. Si la gente se acostumbra al hecho de que así obtengan la carne, que será lo que les hace proteger a los elefantes???

Esta tragedia fue la mayor masacre de elefantes en Chad en los últimos años. La población local es solo de pocos cientos de individuos y esto fue una pérdida trágica para ella.
Rescatado Max es solo una pequeña esperanza. Y todavía ni es seguro que sobreviva. Esa misma noche volví a él, para ayudar unos días a Gary y Wendy con su cuidado.
Max estaba alojado en una valla grande en la sabana cerca del aeropuerto y era necesario cuidarle sin parar, nunca podía estar solo. Pasé con él tres noches hermosas casi sin dormir. Con Gary y Wendy estábamos desarrollando el más sofisticado chupete para una botella de plástico con leche: probamos la manguera de agua, la cámara de la rueda de bici, etc… Max tenía que beber aproximadamente 15-20 litros de leche, que logramos. Pero aún sufrió de una diarrea grave. Como un elefante verdadero se esforzaba de ayudarse el mismo y tragaba piedras y tierra. Son su trompa todavía no sabía trabajar mucho. Ya pudo beber agua, aunque con grandes pérdidas, pero agarrar un objeto o arrancar una ramita todavía estaba más allá de su poder. Así que cuando vi que se estira a alguno, lo arranqué por él y se lo puse directamente a la boca. Max era increíblemente lindo, ya después de unos momentos, cuando ningún de sus padres adoptivos lo tocaba, empezó a mirar alrededor y alargar hacía nosotros la trompa. Después de la más corta ausencia en su inmediación, siguió el saludo mano : trompa y Max reivindicaba que le rasquemos todo el cuerpo.

Al final de mi estancia en Beré estaba con Max cada vez menos y su cuidado dejaba para Wendy, que se hará cargo de él como la mamá número uno en los próximos días y semanas y también después de la transferencia a Zakouma. Lamentablemente, yo no podré quedarme con el mucho tiempo, así que no quería que se apegue especialmente a mí.

El cuarto día entonces me despedí con él y regresó a mi bici y adelante hacía el parque nacional Zakouma, entre los elefantes salvajes, a donde espero que pronto me traigan a Max!

Al bebé elefante también ya llegaron expertos de Malawi y así más adelante estará atendido como un rey. Sin embargo, se lo merece. Según los testigos, es el primer elefante en cuidado humano en todo el Chad. Tal vez un día pueda regresar a su hábitat natural en Zakouma.

La historia todavía tendrá una continuación larga y yo les estaré informando con regularidad. Tengan los dedos cruzados!

De Chad les manda saludos el emisario de save-elephants.org, Arthur!