Camerún considero mi segundo hogar. En uno de los más diversos países de África, sólo una corta distancia al norte de la línea ecuatorial, he pasado más de medio año y he recorrido el país en todas direcciones. Por lo tanto, Camerún se había convertido en el punto de salida de mi expedición a través de África central de un año. Mi bici en el principio dejé segura en una caja de transporte en casa de mi amigo en la capital Yaoundé y con un grupo de jóvenes voluntarios checos y eslovacos nos trasladamos con el transporte local hasta el norte del país. Antes de la expedición en bicicleta, quería visitar a mis queridos de Camerún y hacer varias “viajes de negocios” ya dentro del proyecto Save-elephants.
Parque nacional Waza
La primera parada importante fue el Parque Nacional Waza. A la amplia zona cubierta de hierba de este hermoso parque entré por la cuarta vez, y con sólo un objetivo: ver finalmente los elefantes de sabana en su ambiente natural. Hasta ahora en mis viajes solo he conocido los elefantes de selva; con los más grandes parientes de sabana todavía no he tenido el honor. Y mi primera introducción a los gobernantes de la sabana era más grande y más bonita de lo que hubiera deseado. Del bote de un camión alquilado en una aldea cercana tuve una buena vista al paisaje aun por las hierbas 3 metros altas. La temporada de lluvias no ha terminado todavía y la hierba bastante alta ha dificultado mucho la observación de los animales. Pero no era tan alta para ocultar un rebaño de unos sesenta elefantes! Los elefantes de sabana fueron al pozo de agua lejano y en el camino comieron ramas de árboles de acacia y de vez en cuando descansaron. A veces asomaron entre los cuerpos de las hembras adultas unos bebé y un macho joven se atrevió a acercarse a nuestro coche. Después los elefantes se pusieron en marcha de nuevo. Murmullos profundos, crujido de la hierba seca, el polvo levantado, la sensación de paz y seguridad…
… seguridad especiosa: hace un año en un parque camerunés cercano Bouba Njida los cazadores furtivos profesionales dispararon más de 200 elefantes! En unas pocas semanas, antes de que Camerún se atrevió a la acción y mandar el ejército al parque, cayó bajo el fuego de metralletas alrededor de un tercio de todos los elefantes en la zona! Eso no se puede repetir más.
Kedjom-Keku
Del norte de Camerún el camino de regreso siguió al sur y al oeste. Después de unos días llegamos a la parte anglófona de Camerún a la cuidad Bamenda y las zonas de montaña Kedjom-Keku. Justo aquí opera asociación cívica Kedjom-Keku de República Checa. Con mis amigos voluntarios que empezaron a enseñar a los niños en la nueva escuela recién construida y participar en la protección del bosque de niebla en las montañas, pasé unos días más. „Nuestra“ escuela, que un pequeño grupo de aficionados checos logró construir en la primavera y verano del año pasado, está situada a 2.000 m en el paisaje fragmentado de los pastos, bosques indígenas, campos y arbustos. En el área están vagando vacas de cuernos largos, el último grupo de chimpancés salvajes, caballos temperamentos y más o menos 30 especies de aves endémicas. Un pequeño paraíso en la tierra… si sólo del bosque no era cada año menos y menos. Kedjom-Keku tratará de cambiarlo!
Parque Nacional Korup y Desire
Otra largamente planeada reunión, me llevó después de dos años a mi viejo amigo Desire. Y nuestro reencuentro resultó ser más importante de lo que antes pensaba. Kafack Dontego Louis Desire es un hombre de edad media, a quien conocí durante mi primer viaje a África en el sudeste de Camerún. Ya casi dos décadas trabaja como protector de la naturaleza, actualmente también para el WWF, y es uno de los mayores expertos en elefantes de selva en la región. Con Desire quedamos en el Parque Nacional Korup cerca de la frontera con Nigeria. Por tres días me uní con su equipo durante de censo de los animales en el hermoso, pero lamentablemente bastante destruido por los cazadores furtivos, parque en la selva. Absorbí toda la información valiosa sobre los elefantes, que me dio Desire y devoraba sus historias de la vida en la selva. Luego vino algo que no esperaba. Desire empezó a contarme acerca de cómo llegó a la protección de la naturaleza. Como un cazador furtivo! „Asesino en masa de elefantes“, como él mismo lo llamó. Durante muchos años cazó a los elefantes en todo el sur de Camerún y los colmillos entregaba a un traficante libanés en el puerto de Douala. Después ya no le interesó sus destino. Ya en los años noventa, el precio de marfil era muy alto y valió la pena arriesgar. Desde entonces, el precio subió aún mucho más y ahora en Camerún reciben por un kilo 150.000 francos centroafricanos – sobre 230EUR. Me dio curiosidad cómo es posible que a lo largo de los años nunca le ha nadie atrapado a Desire? …Los sobornos… Desire sabía dónde hay los controles y estaba preparado para ellos. Tal financiero „laissez-passer“ al lote completo de marfil y otros animales cazados era en esa época ridículamente bajo. Desire dijo que el “permiso” más alto que alguna vez pagó a los guardias o la policía, fue 50.000 francos centroafricanos, unos 80EUR y nadie ni miró que y cuanto transporta. De la caza furtiva a Desire le llevó un programa educativo preservador en los campos más lejanos de Camerún. Sólo gracias a esta feliz coincidencia el mayor cazador de elefantes en el país se convirtió en el protector sombrío. Antes de despedirnos, en un hermoso puente colgante sobre un río salvaje me dio Desire una entrevista exclusiva para mi película. En frente de que la cámara hablamos de sus experiencias personales de la caza furtiva y la conservación. Eso vendrán en práctico! Gracias Desire…
El rescate de un pangolín
Desire también me aconsejó, donde encontrar en la ciudad más grande de Camerún, en el puerto Douala, un mercado con bushmeat – la carne de la selva. Decidí echar un vistazo y descubrir que animales ofrece el mercado. En el barrio New Bell hay un Mercado de Cabra (Marché des Chevres) y en su alrededor se pueden encontrar varios quioscos con la carne de animales silvestres. Aparte de lo general – puercoespines frescos o ahumados, ratas y monos – también noté cocodrilos muertos, un pitón de 4 metros, que justo un hombre le estaba quitando la piel y también habían varias especies de aves. En las cestas hechas de liana, se estrechó la “mercancía” que se queda fresca más tiempo cuando se mantienen viva – tortugas de agua dulce vivas (de hasta 50 cm), varanos atados con las piernas (hasta 120 cm) y pangolines. En las cestas había un montón de pangolines de una especie pequeña de árboles (Phataginus tricuspis), todos hechos un ovillo de miedo. Me decidí salvar por lo menos a uno de ellos!
Regateé un buen precio, elegí un feliz que parecía fuerte y saludable y lo pusé cuidadosamente (se defendía con sus garras y meando alrededor) en una bolsa. Luego, cuando por fin encontré la manera de salir del mercado caótico, le di a beber agua al pequeñín. Al parecer el pangolín muy sediento lamió con su increíblemente larga lengua dos tazones de agua! Luego viajamos tres horas en el autobús hacia la ciudad costera Kribi, donde he decidido liberar el pangolín al bosque. Llegamos bastante tarde, ya era noche. Después de alojarme rápido en un trastero de un albergue barato (todas las habitaciones estaban llenas y yo no tenía ganas de buscar otra cosa), contraté a un moto-taxi para ir unos pocos kilómetros fuera de la ciudad a la selva. El conductor de moto sin un buen faro delantero manejó entre los profundos cráteres de barro en la superficie de la carretera y se extrañó mucho de mi deseo absurdo de ir con “la carne”, con „el alimento“ lejos del pueblo y liberarlo al bosque. „Oh, los blancos…“, murmuró sin comprensión Tan pronto como el último edificio humano era lo suficientemente atrás, paramos y le llevé al pangolín ya nervioso, más al bosque. Le dejé en un árbol pequeño, el pangolín lo agarro con sus garras y rodeó con su cola de escamas. Se tomó un tiempo para decidir la dirección de su camino. Al final eligió ir hacia abajo y en el momento que descendió empezó a cavar furiosamente en el suelo a un tronco podrido la madera. Instantemente aparecieron muchísima hormigas enormes y el pangolín parecía estar en siete cielos después de varios días con hambre. Ni esperaba que le dejaré directamente en el medio de su comida favorita. El pangolín jadeó como un erizo y se metió más y más profundo al nido de las hormigas hasta que quedó fuera sólo su cola. Hay un pangolín más en la naturaleza!
Por supuesto, soy consciente de que la compra ocasional de los animales en el mercado y sus liberación a la naturaleza no va a resolver la crisis central y oeste-africana de la caza de los animales salvajes. El rescate del pangolín tenía que ser más un acto simbólico. Porque pensé, que voy a salvar la vida de por lo menos un individuo de cada especie que he comido aquí en África hasta ahora. Al pangolín ya le he comido dos veces (y era muy sabroso!) Así que él fue el primer candidato, y para cumplir mi resolución (si omito cualquier insecto y invertebrados cuales ya acabaron en mi plato) tendré que salvar la vida de dos especies de ratas de la selva, el puerco espín, ardilla, liebre, algalia, gato dorado, cinco especies de antílopes, potamóquero rojo, Megachiroptera, damán arborícola meridional, Bucerotidae, francolín, serpiente, renacuajos, ranas , cocodrilo, tortuga de tierra y varan.
Ahora entonces podéis hacerse una idea de mi alimentación africana – pero no os asustéis, un varan o damán en el plato no es algo diario! La mayoría de los animales probé sólo una vez y era por lo general en algún pueblo pequeño de los pigmeos, donde me invitaron a una cena durante mi estancia. La gran mayoría de mi dieta consta de: plátanos, cacahuetes, mandioca, maíz y pequeños buñuelos fritos. Plátanos, cacahuetes, mandioca, maíz y buñuelos fritos, plátanos, cacahuetes, mandioca, maíz y buñuelos fritos… Día tras día…
La inevitable parada en el sur del Camerún era una visita de 3 días de mi conocido Pigmeo Joseph Ngwa en su aldea natal. Al miembro prudente de la tribu Bagyeli (también Gyele) conocí hace un año y me cautivó también con sus historias de caza tradicional de los elefantes con la ayuda de lanzas. Fui entonces a ver a Joseph una vez más para recibir informaciones más concretas y también para una entrevista a mi documental. Quiero comparar la caza tradicional para la comida de los nativos, y la caza de masa de todos unos clanes de elefantes por el marfil. Joseph también me atrajo a su aldea para una venturosa caza nocturna de las ranas más grandes del mundo. No dudé ni un segundo y me fui de Kribi hacia el este al pueblito Akom 2. Pero, no era tan fácil… Primero tuve que esperar para que se llene el minibús, para que nos vayamos. Esperar duró unas increíbles ocho horas con miles de afirmaciones del conductor, que “ya en un rato” y que “no me vaya” A las cuatro de la tarde por fin estaba todo preparado para ir! A Akom 2 es unos 80 km en un camino en el bosque, y el año pasado yendo en mi bicicleta tardé alrededor de seis horas. Este año, con el coche era siete horas! Sobrecargado viejito Mitsubishi, la falta de la banda de rodadura de los neumáticos, colinas resbaladizas después de la lluvia, profundos charcos barrosos, empujando varias veces e innumerable subida y bajada de los pasajeros. Tarde en la noche, finalmente bajé después de un viaje miserable y en la oscuridad total busqué la casa de Joseph. Desde aquí nos fuimos temprano en la mañana unos diez kilómetros en el bosque al de origen de Joseph, donde todavía vive su madre y sus parientes. Durante tres días de sol Joseph me mostró todo el pueblo de los pigmeos Bagyeli con varias familias de los negros Bantu y también visitamos una escuela de clase única donde los pigmeos pequeños de todas las edades desde cuatro hasta trece años aprenden los conocimientos básicos. Joseph me guió por el bosque circundante y me dio a conocer las hierbas medicinales y los siluros eléctricos a cuales ingeniosamente atrapaba al mano debajo de la ribera y sin haberme advertido de antemano de lo que me espera, me dio el pez resbaladizo a mis manos y dijo, „Aprieta!“. Ay! Realmente funciona!
Joseph me trazó cómo funciona – y con el permiso especial todavía funciona – la caza tradicional de elefantes en las manos de los pigmeos Bagyeli. La caza difícil y peligroso para tenía lugar solo unas pocas veces al año, en ocasiones especiales, como bodas o funerales. Antes de la persecución se efectuó una ceremonia nocturna, en cual el reencarnado “Rey del Bosque”, fantasma, dio bendiciones a cazar. Después el grupo de hombres armados con lanzas liderado por un viejo cazador experto se dirigió al bosque y trató de localizar a un elefante solitario. Cuando los cazadores lograron derribar el un elefante, llegó al lugar casi toda la aldea y unos días se trinchaba, daba una comilona y ahumaba toda la carne. La aldea pigmea tenía para un o dos meses suficiente y los cazadores pudieron descansar. La próxima caza de elefantes con lanzas, con el permiso del gobierno de Camerún, debe pasar en el 2013, a lo mejor, como Joseph tiene esperanza y con él toda la aldea.
Una noche también me uní a un grupo de tres cazadores armados con lanzas para cazar una especie monstruosa de ranas Conraua Goliath. La rana más grande del mundo vive en una pequeña área en el sur de Camerún, norte de Gabón y en Guinea Ecuatorial en torrentes y ríos. Debido a la carne sabrosa y su peso hasta 3 kilos es un objetivo popular para los cazadores indígenas. Con las lámparas de cabeza nos partimos unos cientos metros para arriba en el contracorriente del río salvaje y a lo largo del camino encontramos cinco ranas. Las dos más grandes estaban demasiado lejos en las islas en los rápidos, a dos medianas los cazadores lograron de acercarse y acertar con la lanza y una era todavía demasiado joven para cazar. Cuando caminamos por un desvío en el bosque, el primero de los cazadores veía en la oscuridad don lucecitas. Puercoespín! En silencio siguió al animal con su lanza preparada, pero el puercoespín estaba alerto y corrió en el sotobosque fuera. El cazador aceleró y le hizo cambiar la dirección. Y luego una vez más! No sé si fue suerte o los años de experiencia de la caza, pero después de unos segundos, el puercoespín acosado se encontraba justo delante de mí y del segundo cazador, que ya estaba esperando con machete levantado. Parece que el animal asustado apenas sabía de nuestra presencia y se detuvo justo en frente de nosotros. Bastó solo un certero hostigo del machete y un suplemento bienvenido a las ancas de las rana (y no solo a las ancas) para la cena de mañana estaba en la mesa. He estado varias veces el testigo de las increíbles habilidades de caza de los pigmeos. En el camino de vuelta al campamento vimos en una palma megachiropteras dormidas, pequeño camaleón y un gran y hermoso amblipigio (Uropygi), que recogí y me lo dejé hasta la mañana y tomé unas fotos de esta criatura fascinante.
El regreso de diez kilómetros en un camino cubierto de vegetación en la selva a la ciudad Akom 2 nos tardó medio día, y después llegué a un patio, desde donde van los bushtaxi y los coches hacia la civilización. Compré un lugar en el único coche que ese día se iba a la ciudad Ebolowa cerca de Yaoundé. Íbamos ir en un pequeño coche, clásico de cinco puertas, Toyota Carina. Me dieron un lugar en el medio del asiento trasero. Poco a poco, de mi mano derecha y la izquierda comenzaron a aparecer multitudes de diferentes personas – compañeros de viaje, que abordaron y bajaron varias veces, se cambiaron y menearon y de nuevo cambiaron de asiento … El embarco tardó unos 15 minutos y yo todavía no podía entender por qué. El conductor no podía averiguar cómo a su Toyota de 5 asientos meter 13 personas a cuales vendió los pasajes… más sus equipajes! Cuando me di cuenta de cuantos tenemos que entrar al coche, el disgusto por el retraso y la confusión con el embarco cambió por el entusiasmo, que así todavía nunca viajé y que será una experiencia inolvidable. Y sí que era… En la última fila de asientos nos sentamos siete, cuatro chicos en el asiento (yo y los negros bantú corpulentos, no pigmeos gráciles!) y tres mujeres sentadas en nuestras piernas. Delante el conductor y otras tres personas más un bebé… pero lo que pasó con el resto de los pasajeros…? Cuando unos minutos después del arranque escuché una conversación sociable de varias personas, atrás del maletero lleno a tope, me di cuenta de que de alguna manera los otros están sentados en el maletero. De verdad, el capó trasero estaba abierto todo el tiempo y los dos chicos estaban sentados en el borde de la carrocería por encima de las luces y el tercero sentado a la dirección de la ruta en la parte inferior del portaequipaje y con las suelas de los zapatos golpeando camino de tierra. Recapitulando todo, en nuestro coche había 15 personas! Creo que este tipo de viajes tiene algún encanto. Al menos une el colectivo (literalmente!) y es ecológico. En nuestros coches van una o dos personas. Aquí, de 7 a 15! Tal vez ofreceré este económico know-how al Ayuntamiento de la cuidad Ostrava (una ciudad en Rep. Checa con terrible polución de aire por su industria minera). En los meses de invierno estas medidas podrían contribuir significativamente a la solución de la situación de smog. En las calles serían cinco veces menos coches!
Yaoundé
En Yaoundé extrañamente caótico sólo me quedé dos noches. Acepté la invitación de mi nuevo amigo y lo visité en la residencia de estudiante fuera de la ciudad. Durante los dos días en la ciudad tramité un visado para Gabón, me reuní con el asambleísta del parlamento en su suite del hotel y presenté a mi joven huésped mi plan secreto: localizar a los traficantes de marfil. El nombre y el rostro de mi compañero de conspiración permanecerán secretos de momento por su seguridad, llamémoslo por ejemplo Fanfán el Tulipán. Fanfán va a averiguar donde se puede obtener carne de elefante durante unos 9 meses hasta que llego de nuevo a Camerún al final de mi viaje.

1. Monkey, 2. Duiker antelope, 3. Big antelope, 4. Fish, 5. Varan with mango sauce, Complements: Accompaniments: Plaintain: Bananas.
Como se puede ver en la foto, los restaurantes de Yaundé ofrecen una amplia gama del „bushmeat“, pero la carne de elefante ilegal no aparece ni la carta ni en el escaparate. Pero esto no significa que no está disponible. Fanfán es un nativo de Camerún, habla francés, inglés y además varias lenguas indígenas. Cuando en restaurantes seleccionados empieza a buscar la carne de elefante „para su jefe“ no llamará mucho la atención. De vez en cuando realmente compra la carne y poco a poco discretamente investiga. Después de varios meses de contactos con los vendedores de carne expone que su jefe está interesado en marfil… y en ese tiempo ya estaré en Camerún de vuelta, y ojalá podamos averiguar algo. Pero para no adelantar: de vuelta al presente! Una mañana Fanfán me acompañó al terminal de los minibuses que van hacia el este a la ciudad Abong-Mbang. Allí el asfalto termina y empieza mi aventura en bicicleta!